“Cuando me mordió
(tengo la cicatriz) le metí el dedo en el ojo. [ ... ]. Seguía vivo, sangraba
por todos los sitios. Aquello no me importó lo más mínimo. Es espantoso lo que
tarda en morir un idiota. [...]. Le dije a mi compañero que le cortara la cabeza,
lo hizo y escuché un ‘ñiqui, ñiqui’ [ ...]. A la luz de la luna contemplamos a
nuestra primera víctima. Sonreímos y nos dimos la mano [ ... ]. Me daba la
sensación de haber cumplido con un deber, con una necesidad elemental [...].
Eso me daba esperanza para cometer nuevos crímenes…”.
Este párrafo es parte del diario de Javier Rosado. Uno de
los asesinos fascinado por el ocultismo que Manuel Carballal tuvo la
oportunidad de conocer personalmente durante esta investigación.
La misma palabra asesino
tiene su origen en los hashshāshīn, una
secta islámica del siglo X que a través de sus crímenes creía obtener el
paraíso. Como los thugs hinduistas, los ñáñigos
africanos, etc.
En 1999 el FBI activó el Proyecto
Megido. Una alerta sobre los asesinatos cometidos por una creencia religiosa o
esotérica. Las policías de todo el mundo, incluyendo las españolas, siguieron
su ejemplo.
Desde entonces Manuel Carballal ha
sido requerido por diferentes cuerpos policiales para colaborar en la
investigación de los crímenes esotéricos más mediáticos y aterradores de la
crónica negra española. En todos ellos la realidad supera la mejor ficción.
Este es su Cuaderno de Campo
sobre el aspecto más siniestro, temible e inesperado del mundo de las
creencias.
Ya disponible en:
etc.
COMPRA DIRECTA POR PAYPAL