Y a todos los que no han perdido la
esperanza.
Alta Extrañeza
-Caso 1. Pinarillos: el absurdo
hecho OVNI.
Encuentros cercanos… con lo
irracional – Transcripción de entrevista – Consultas de archivo
-Caso 2. Muralla: dos policías ante
lo desconocido
Transcripción de entrevista –
Consultas de archivo
-Caso 3. Ferrerías y la gran oleada.
La regla quebrada – La noche de los
humanoides – Transcripción de entrevista - El testimonio de Sara Jul – Transcripción
de entrevista – El testigo – Consultas de archivo – Caso 4: Proaza
-Caso 5. Soler: el niño perseguido.
En las entrañas del mundo
subterráneo del Barranco de Badajoz – Perseguido por los humanoides -
Transcripción de entrevista – Consultas de archivo
-Caso 6. Castro: humanoides en una
cabina telefónica
Transcripción de entrevista
-Caso 7. Benacazón: un OVNI en el
juzgado
Hechos probados – Agredido por un
OVNI – Veredicto: Inocente
-Caso 8. O Pino: la humanoide
sobrenatural
Transcripción de entrevista
-Caso 9. Paradaseca: el factor
miedo.
Otro caso.
-Caso 10. Penamoa: el simio de fuego
El fantasma de Penamoa –
Transcripción de entrevista – Transcripción de entrevista – Transcripción de
entrevista – Transcripción de entrevista – 35 años después…
En ellos se atesoran los recuerdos,
las anécdotas, los trucos y estrategias para acceder a esos testimonios. Son la
bitácora, el diario de ruta de toda investigación.
Con caligrafía precipitada,
indescifrable para todos salvo para el autor; con dibujos toscos, planos
improvisados, redactando a pesar de los bamboleos del tren, coche o autobús,
ahí están plasmadas, para siempre, las primeras impresiones, las primeras
reflexiones y las primeras dudas de cada caso. Las primeras piezas del puzle,
recogidas sobre el terreno, que después intentarán ser ensambladas, consultando
a otros especialistas, comparando el incidente con otros recogidos en la
bibliografía especializada, solicitando análisis de las pruebas recogidas, peritando
fotos y videos, etc.
Porque, nos guste o no, el relato
humano es la primera pieza del rompecabezas. Casi todos los casos comienzan –y
la mayoría terminan- con el relato de un testigo. Pero nuestras primeras
impresiones sobre su expresión no verbal, la orografía del terreno, la
decoración de la casa, la ubicación de la “escena del misterio” en definitiva,
son pistas recogidas en caliente, y de un valor incalculable para una correcta
valoración de cada episodio. Comentarios que, con el paso de los años, puedes
diluirse en la memoria, pero permanecen inalterables sobre el papel…
Pero solo pueden comprender a que
nos referimos los investigadores que trabajan sobre el terreno. Los otros,
igualmente dedicados, no usan cuadernos de campo.
Compiladores, analistas,
investigadores de gabinete o laboratorio… no encuestan a los testigos, no lo
consideran necesario. Nutren sus análisis y especulaciones en el trabajo de los
primeros, y es lícito. Sin embargo, se pierden una parte fundamental de toda
investigación.
Esto no significa que sus
valoraciones y reflexiones sean imprecisas. Probablemente ellos no están
influenciados por la pasión que implica el trabajo de campo. Una inversión de
tiempo y dinero reservada a los investigadores más apasionados por el estudio
de las anomalías, y por ello tal vez más subjetivos. Pero sin duda son
incompletas.
Esta realidad ha creado una
paradoja. Y de la misma forma que existen criminólogos que jamás han visto un
cadáver ni han hablado con un criminal, informáticos que jamás han escrito
código o programado, abogados que jamás han ido a un juicio o han defendido a
un detenido… existen “expertos” en ufología que jamás han acudido a entrevistar
a un testigo OVNI. Y son la mayoría. Algunos incluso muy famosos.
El trabajo de campo permite al
encuestador un contacto directo con la raíz primigenia de los llamados
fenómenos anómalos: el testimonio humano. En toda su dimensión. Las emociones
que puede transmitir, o no, el testigo al relatar su supuesta experiencia; los
quiebros en la voz, el temblor en las manos, el humedecimiento de los ojos…
nada de eso llega a los analistas y compiladores que permanecen en sus estudios
o se nutren solo de información bibliográfica o digital para sus reflexiones.
Pero hay más.
El contexto… el lugar donde
supuestamente se han producido los hechos. “La escena del misterio”. Lugares
que, con el paso de los años y de los casos, llegan a repetir patrones, que
hacen sentir al encuestador una sospechosa familiaridad, pese a que jamás
habían estado allí.
La decoración, distribución y
arquitectura del domicilio donde supuestamente se producen las anomalías… que
recuerda poderosamente contextos de casos similares…
Los tics, personalidad o expresiones
de los testigos, separados en el tiempo y en el espacio, que en ocasiones
llegan a pronunciar exactamente las mismas palabras para describir la anomalía
que aseguran haber protagonizado… Y en algunos casos excepcionales, muy
excepcionales, permite al investigador convertirse en testigo del fenómeno…
Todo eso, y mucho más, queda
reservado a los cuadernos de campo del encuestador. Ya es hora de que vean la
luz…
Pero cada caso es diferente. Quizás
porque cada testigo es diferente. Único. Y su percepción de los
acontecimientos, también.
En el basto y fascinante universo
OVNI hay de todo. Macroavistamientos, avalados por miles de testigos
simultáneos; casos que denominamos de alta credibilidad, por estar
protagonizados por profesionales aeronáuticos (pilotos, radaristas,
controladores aéreos, etc.), policías, militares, científicos, etc.; episodios
inmortalizados en vídeos y fotografías que pueden ser objeto de análisis, etc.;
evidencias físicas como rastros calcinados de un aterrizaje, huellas sobre las
carrocería de un coche, pisadas de los supuestos ufonautas en un sembrado, etc,
etc, etc.
Pero existe un tipo de casos, que
denominamos de alta extrañeza, porque ponen a prueba nuestro sentido común.
Casos de encuentros cercanos con los
OVNIs y sus supuestos tripulantes, que eluden toda credibilidad posible por su
carácter absurdo, bizarro e irracional.
Son historias increíbles relatadas
por personas creíbles. Pero que ni siquiera encajan en la norma de los
catálogos ufológicos. Que más parecen el relato de una experiencia onírica
–quizás en parte lo sean- que un acontecimiento real. Sin embargo en ocasiones
esos “sueños delirantes” dejan huellas sobre el terreno o sobre los cuerpos de
los protagonistas…
Es fácil para un lector
desestimarlas por inverosímiles. Sin embargo para nosotros, los investigadores
de campo, los que hemos mirado fijamente a los ojos del testigo (muchas veces
humedecidos por la emoción) cuando nos confesaba su absurda experiencia, no es
tan sencillo.
Nos enfrentamos a personas que, en
su inmensa mayoría , no tienen nada que ganar –salvo la burla y el descrédito-,
y que nos ofrecen un relato inaceptable desde nuestros parámetros lógicos. Y
sin embargo…
Bienvenidos a los suburbios del
Fenómeno OVNI. Los barrios más marginales y conflictivos del país de las
maravillas, donde no existe más límite que nuestra imaginación, y donde nuestra
cordura será puesta a prueba.
Estos son los hechos, tal y como
fueron recogidos en nuestros cuadernos de campo. Sobre el terreno y en tiempo
real. Sin literatura, especulaciones ni conjeturas...
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